Ernesto Montenegro, gracias
Cuando llegamos por primera vez a la escuela de periodismo, nos dimos cuenta de lo importante que es organizar y estimular a jóvenes llenos de inquietudes como nosotros,despues de todo, formar profesionales no es cosa fácil .
Ante ésto, quicimos averiguar como lo hacían la primeras escuelas o mejor dicho la primera escuela de Periodismo en Chile, he aqui una breve reseña:
La comunicación social se enseña en nuestro país desde El miércoles 28 de mayo de 1952, cuando el artículo 212 de la ley Nº 10.343, autorizó la creación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.
Hay muchos antecedentes que culminan con la creación de esta primera escuela de periodismo. La actividad siempre fue ejercida por personas que poseían “habilidades” para escribir, redactar, fotografiar y observar la realidad, no obstante no existía un proceso técnico, como el que se enseña en las universidades. De esta manera el periodismo no se acercaba a otras disciplinas comunicacionales ni de trabajo social, el periodista no poseía un bagaje cultural amplio como el que se entregaba en las casas de estudios superiores y además, el mundo entero comenzaba a vislumbrar esta falla de la prensa.
El periodismo de esos años era ejercido por abogados, escritores, políticos, o aquellos que se formaban en talleres de redacción y prensa de los periódicos. En esos años el periodismo tiene un aire bohemio y de aventura. Pese a lo que se pueda pensar, la idea de la profesionalización y reglamentación del periodismo en esos años no es muy bien recibida por algunos sectores que consideran una atrocidad que el periodismo pueda ser enseñado. Para ellos, el buen periodista está determinado por sus condiciones naturales, el estilo, el “olfato periodístico”, en otras palabras por sus habilidades innatas.
La respuesta no tarda en llegar. El escritor, periodista y posteriormente director de la primera escuela de periodismo, Ernesto Montenegro, responde el 31 de agosto de 1952 de la siguiente manera: "Algunos viejos profesionales dicen que la idea de convertir en periodistas a todos los que aspiren a serlo es absurda, pues el buen periodista es el que se ha formado en la libre competencia, por el saludable proceso de eliminación de los incapaces...Una escuela universitaria tiene otros objetivos. En tal escuela se puede afinar el instrumento capital del periodista, que es la pluma; o para hablar con mayor propiedad, su capacidad, la precisión y eficacia que debe tener el estilo periodístico. No hay exageración en decir que la mitad del vocabulario es de uso incorrecto y la otra mitad enteramente innecesaria… Una Escuela de Periodismo bien programada une la formación técnica con la intelectual. La inteligencia del periodista robustecida con un bagaje de conocimientos. Le habilita para juzgar con más certeza y para criticar con más justicia. También permite acceder a una formación ética. El alto periodismo debe ser una escuela de integridad moral, de respeto por la verdad, de urbanidad y tolerancia bien entendida".
Ernesto Montenegro fue sin duda el personaje del periodismo de esos años, y hoy, a través de nuestro humilde blog,le queremos agradecer por dignificar, la que esperamos sea nuestra carrera.
Ante ésto, quicimos averiguar como lo hacían la primeras escuelas o mejor dicho la primera escuela de Periodismo en Chile, he aqui una breve reseña:
La comunicación social se enseña en nuestro país desde El miércoles 28 de mayo de 1952, cuando el artículo 212 de la ley Nº 10.343, autorizó la creación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.
Hay muchos antecedentes que culminan con la creación de esta primera escuela de periodismo. La actividad siempre fue ejercida por personas que poseían “habilidades” para escribir, redactar, fotografiar y observar la realidad, no obstante no existía un proceso técnico, como el que se enseña en las universidades. De esta manera el periodismo no se acercaba a otras disciplinas comunicacionales ni de trabajo social, el periodista no poseía un bagaje cultural amplio como el que se entregaba en las casas de estudios superiores y además, el mundo entero comenzaba a vislumbrar esta falla de la prensa.
El periodismo de esos años era ejercido por abogados, escritores, políticos, o aquellos que se formaban en talleres de redacción y prensa de los periódicos. En esos años el periodismo tiene un aire bohemio y de aventura. Pese a lo que se pueda pensar, la idea de la profesionalización y reglamentación del periodismo en esos años no es muy bien recibida por algunos sectores que consideran una atrocidad que el periodismo pueda ser enseñado. Para ellos, el buen periodista está determinado por sus condiciones naturales, el estilo, el “olfato periodístico”, en otras palabras por sus habilidades innatas.
La respuesta no tarda en llegar. El escritor, periodista y posteriormente director de la primera escuela de periodismo, Ernesto Montenegro, responde el 31 de agosto de 1952 de la siguiente manera: "Algunos viejos profesionales dicen que la idea de convertir en periodistas a todos los que aspiren a serlo es absurda, pues el buen periodista es el que se ha formado en la libre competencia, por el saludable proceso de eliminación de los incapaces...Una escuela universitaria tiene otros objetivos. En tal escuela se puede afinar el instrumento capital del periodista, que es la pluma; o para hablar con mayor propiedad, su capacidad, la precisión y eficacia que debe tener el estilo periodístico. No hay exageración en decir que la mitad del vocabulario es de uso incorrecto y la otra mitad enteramente innecesaria… Una Escuela de Periodismo bien programada une la formación técnica con la intelectual. La inteligencia del periodista robustecida con un bagaje de conocimientos. Le habilita para juzgar con más certeza y para criticar con más justicia. También permite acceder a una formación ética. El alto periodismo debe ser una escuela de integridad moral, de respeto por la verdad, de urbanidad y tolerancia bien entendida".
Ernesto Montenegro fue sin duda el personaje del periodismo de esos años, y hoy, a través de nuestro humilde blog,le queremos agradecer por dignificar, la que esperamos sea nuestra carrera.
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